Los encantos de esta ciencia sublime, las matemáticas, sólo se le revelan a aquellos que tienen el valor de profundizar en ella. Carl Friedrich Gauss

sábado, 28 de agosto de 2010

ENTREVISTA A LILIANA CATTANEO

"Mucho tienen que ver los docentes para que la matemática sea un cuco"

"Mucho tienen que ver los docentes para que la matemática sea un cuco para los chicos". La afirmación es de la profesora Liliana Cattaneo, una reconocida educadora que naturalmente se asocia con la matemática y su enseñanza. Asegura que el desafío es enseñar tal "como piensa el ser humano " y que para eso es necesario mirar de nuevo qué se hace en la escuela.
Cattaneo es la actual directora del Instituto Politécnico (UNR), además de docente universitaria y de los profesorados. También es autora de numerosos libros, el último es "Didáctica de la matemática" (ver aparte). Asegura que el gran desafío que se viene es ver "cómo se plasma la revolución de enseñar matemática con las nuevas tecnologías".
Sola, sin que medie más que la inquietud por saber cuáles son los errores más comunes en la enseñanza de la disciplina y por tanto en el aprendizaje de los chicos, Cattaneo dice: "Estoy muy preocupada por capitalizar las dificultades que hay en el aprendizaje de la matemática. Es decir, buscar formas y tomar medidas para vencer esos errores y falencias, esos obstáculos que conocemos como docentes".
—¿Por ejemplo?
—Qué maestro no sabe que cuando los más chiquitos tienen que restar un número entero a otro con decimales lo coloca debajo de los centésimos y no del entero. Si sabemos que esas cosas pasan, desde la epistemología de la matemática tenemos que entender cuáles tendrían que ser los algoritmos (operaciones lógicas), las formas razonadas, pensadas y justificadas que les permitan construir al chico algoritmos que subsanen este error. Pasa que como docentes venimos de un aprendizaje donde la matemática fue enseñada como axiomas ciertos que se transmitían de generación en generación, donde no se preguntaba por qué se hace una operación de tal manera. Por eso lo que pretendo en este libro, igual que en los anteriores, es que estas lógicas lleguen a los alumnos, pero que el docente pueda conocer las razones de por qué llegar.
—¿Es decir que lo central es el razonamiento en este proceso?
—Sí, es el razonamiento. Ese es el objetivo de la matemática: crear un sujeto capaz de pensar, razonar, justificar y argumentar. Quizás en otra época fue lograr un calculista.
—Es común que los chicos resuelven problemas cotidianos con el manejo de dinero pero que luego no lo puedan reflejar en un cuaderno de clase. ¿Es un problema de didáctica ese distanciamiento?
—No sé si falla la didáctica o es que la ciencia en el conocimiento matemático avanza a una velocidad que no es el mismo en que lo hace la forma de enseñar. Entonces nos encontramos ante el desafío de que existen nuevos enfoques y competencias que se quieren lograr, pero a veces los docentes carecemos del conocimiento que fundamenta esa competencia. Hoy la memorización de una fórmula que daba un resultado determinado es sustituida por un proceso constructivo que le permite al chicos resolver la misma cuestión sin necesidad de repetir.
—¿Esa es la lógica que se usa en las olimpíadas matemáticas? Los chicos suelen diferenciarla de la escolar.
—Exacto, es la de que el alumno resuelva el problema por el camino que quiera. Pero hay que saber que la escuela provee de las herramientas para resolver esos problemas. El docente tendría que tener la habilidad suficiente para decir: "Para resolver este problema necesitamos esta herramienta, bueno vamos a estudiarla". Es decir no aprenderla porque sí. Estudiar "derivadas" para un alumno de ciencias económicas es importante en tanto que la aplica al problema de marginalidad en temas económicos. Ahora hay que explicarle al alumno que la matemática es una ciencia dinámica, en cambio permanente. A veces seguir la historia de la disciplina motiva a adherir a la misma.
—¿También a no verla como el monstruo de los planes de estudio?
— "Si a mí me la hubieran enseñado así, me hubiera gustado". Es un dicho muy repetido alrededor de la materia. Los docentes tendríamos que capitalizarlo y preguntarnos si somos capaces de modificar las formas en que los conocimientos llegan a los chicos, porque los chicos de hoy son otros.
—¿Entonces tienen mucho que ver los docentes para que sea un "cuco"?
—Sí, creo que tienen mucho que ver, solamente con la postura frente a la materia. Es que la postura del docente exige otro tipo de razonamiento, no sé si más fácil o más difícil. Son otros porque los objetos que estudia la matemática son ideales, creados por el hombre en un proceso histórico, lo que exige una forma de rigurosidad superior a la de trabajar con objetos concretos. Por otra parte, tenemos que preguntarnos por qué la escuela no enseña como en la vida, por qué enseñamos con papel lo que la cabeza enseña de otra manera. En mi libro digo eso: enseñemos como el ser humano piensa. Ocurre que los maestros se toman de lo que ya saben. Falta un cambio de actitud para aprender de nuevo. Como dice Liliana Sanjurjo (educadora rosarina), "tenemos que repensar el aula".
—¿Hay chicos que tienen un aprendizaje natural con la matemática?
—Hay chicos que tienen una predisposición y un gusto particular por la materia. Yo soy un ejemplo de eso. Creo que me debe haber gustado desde el día que nací. Pero hay algo importante para hacer: nosotros a los chicos del Politécnico les hemos logrado transmitir el gusto por la forma de pensamiento de la matemática. Los educamos de tal manera que jamás van a aceptar algo si no le decís por qué.

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